La energía es motor de la vida diaria. El uso energético requiere recursos cuyo aprovechamiento impacta de manera negativa en el medio ambiente. Es necesario optar por un sistema energético que minimice estos efectos, y que a la vez, garantice la actividad industrial, social, agrícola, etc.
Esta configuración del sistema energético propicia en Andalucía la aparición de un nuevo modelo energético, basado en la eficiencia (en el que las actuaciones de ahorro y eficiencia energética se despliegan en todos los sectores de actividad), respeto al medio ambiente y, por tanto, en la mayor medida posible, en una energía de origen renovable.
Este modelo está definido en la actual planificación energética, que traslada los principios y objetivos de la política energética europea y nacional.
Andalucía tuvo un consumo de energía primaria de 19.247,7 ktep en 2018 (14,9% del total de España), con un consumo per cápita de 2,3 tep/hab.
Para satisfacer esta demanda Andalucía dispone de un elevado potencial de recursos energéticos renovables distribuido por el territorio andaluz, que aporta el 17,2% de la energía total consumida y el 35,2% de la energía eléctrica. El 5,2% del consumo del sector transporte, se realiza en forma de biocarburantes.
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