Las redes de climatización centralizadas (también denominados sistemas de “district heating” o calefacción de distrito –DH&C-) permiten abastecer de energía térmica, tanto calor como frío, a varios centros de consumo. Puede tratarse tanto de un conjunto de edificios como de industrias que demanden calor de proceso.
La distribución se realiza mediante un fluido portador, generalmente agua, a través de una red de tuberías aisladas térmicamente. De esta manera, cada usuario dispone de forma independiente del servicio térmico deseado. Los sistemas de DH&C varían extraordinariamente, tanto en las fuentes energéticas utilizadas, como en el tamaño, pudiendo abarcar desde un limitado número de viviendas hasta zonas metropolitanas completas, así como polígonos industriales.
La ventaja de estos sistemas es que tienen mejor rendimiento que los sistemas de menor escala, permitiendo un mejor ajuste de la demanda de energía al funcionamiento de la instalación, con lo que puede reducirse la potencia instalada. El uso de energías renovables, como biomasa o energía geotérmica y solar, así como energías residuales de procesos térmicos de la industria o de la cogeneración es óptimo en los district heating.
De manera general, un sistema DH&C está compuesto por los siguientes elementos:
- Central de producción, donde se genera la energía térmica del sistema. La energía es generada, en forma de agua caliente y / o refrigerada. Incluirá el generador térmico (usualmente una caldera) y, en caso de demanda de frío, también una máquina de absorción.
- Red de distribución para llevar la energía generada en la central hasta los puntos de consumo, en la que las pérdidas deben ser mínimas para conseguir una máxima eficiencia del sistema.
- Subcentrales térmicas, ubicada en cada uno de los puntos de consumo servidos por el sistema. Está formada por intercambiadores de calor, valvulería, accesorios y aparatos de medida necesarios para la conexión entre la red de distribución y la instalación interior de cada punto de consumo.

En su configuración más habitual (sistemas de dos tubos), desde una central de producción de calor se distribuye agua caliente, por medio de conducciones aisladas térmicamente, a los distintos centros de consumo. Una vez que ha cedido su calor, vuelve a la central para ser calentada de nuevo. Si se requiere además producción de frío, se necesitará una máquina de absorción que produzca agua fría, y un sistema de cuatro tubos para la distribución de energía (calor o frío, según el caso).
En la mayoría de los casos, estos sistemas se gestionan mediante mecanismos de venta de energía. Existe una empresa de servicios energéticos que gestiona la instalación y cobra a los usuarios según su consumo energético, con lo que éstos ven reducida su factura energética.